Los recuerdos...
Los recuerdos son los representantes del pasado en nuestra memoria. Los que defienden a capa y espada las cosas que nos han sucedido y que no podemos olvidar, aunque muchas veces queramos...aunque en ocasiones hagamos verdaderos esfuerzos por no pensar en ellos.
La vida pasa muy rápido, y las personas entran y salen, como si fuera el metro, buena metáfora de la realidad: Subes en el metro para realizar un viaje. Hay personas que te van a acompañar durante todo el trayecto. Otras se apearán de pronto y en su lugar nuevas personas se subirán. Y así hasta el final.
Los recuerdos se instalan y nos acompañan siempre, traicionándonos o haciéndonos sonreír cuando menos lo esperamos. Las personas atesoramos, en líneas generales, recuerdos de momentos bonitos: la infancia, el colegio, los amigos, la familia, fiestas, viajes, sorpresas, una playa, una mirada destructora, aquel beso inolvidable, una noche sin fin junto a esa persona tan especial, aquella excursión etc…Sacas unas fotos viejas y de pronto aparece la imagen de un amigo que hace años que no llamas. Todos mirando a la cámara, sonrientes, en casa de una compañera de la universidad que quién sabe ahora dónde andará. Imágenes pasadas. Tiempo pasado. Echas un vistazo a tu habitación y ves el póster de una obra de teatro a la que te invitó el que creías que iba a ser el hombre de tu vida pero que se quedó en el camino. De eso hace ya también mucho tiempo. Demasiado para no haber quitado de tu mesa el marquito con la foto que tenéis juntos. Viajas a Londres y echas de menos a tus amigos, con los que hiciste aquel viaje sin un duro. Vas a un café a escuchar a un cantautor en directo y observas que en otra mesa hay una pareja sentada. Justo la mesa en la que tú te solías sentar con un chico que desapareció. Y que se llevó de ti más de lo que te dejó él.
Los recuerdos nos rodean en cada rincón, en las canciones que escuchamos y en cada palmo de calle donde descansa una historia olvidada, transparente, esperando poder resucitar en el corazón de alguien en forma de recuerdo, latente, que surge del fondo de la memoria.Lo que sabes ahora, lo que aprendiste aquella vez, lo que viste, a lo que cerraste los ojos, todo deja huella.
Y cuando se trata de recuerdos de amor, muchas veces sientes que no puedes con ellos, que te están agobiando, asediando. Cuando esa persona de la que estás enamorada desaparece y aquel lugar donde siempre ibais se convierte en un recuerdo más, cuando de repente pasas por allí y ya no sonríes sino que tienes que volver la cabeza para no ver la imagen de aquella cara feliz que hoy está demasiado lejos, te das cuenta de que conforme van pasando los años tu colección de recuerdos crece. Uno tras otro y tras otro hasta convertirse en una estela que no queda más remedio que asumir. Lo positivo es todo lo que has vivido, todos los que han enriquecido tu vida en algún momento. Es mejor no pensar en lo que has perdido y que por ello está ya únicamente en tu memoria. Y no debemos dejarnos engañar por la melancolía del recuerdo, que en ocasiones puede hace parecer bonita una historia que a lo mejor no lo era tanto.
De alguna manera somos como cajas sorpresa…quién sabe todo lo que se ha ido acumulando en nosotros. Equipaje que cargamos de un lado a otro en esta vida. Ligero a ratos, pesado otros. Alegre y triste, sereno y melancólico….recuerdos.
De alguna manera somos como cajas sorpresa…quién sabe todo lo que se ha ido acumulando en nosotros. Equipaje que cargamos de un lado a otro en esta vida. Ligero a ratos, pesado otros. Alegre y triste, sereno y melancólico….recuerdos.